Capítulo 10

+¡Feliz año nuevo!
-Feliz año cari.

Mi primer beso de aquel año con León fue esperanzador. Esa es la palabra que lo definía a la perfección. Sellando la paz, marcando un nuevo comienzo.
Aunque el día siguiente yo volvería a Santander a pasar los Reyes con mi familia, habíamos acordado que él vendría a Barcelona en febrero. Los dos sabíamos que lo que necesitaba nuestra relación era continuidad, y la solución más cercana era viajar para vernos.
Así que aquella noche tan especial, nosotros, en lugar de salir de fiesta o emborracharnos o ir a celebrarlo, hicimos nuestra propia celebración en la cama entre lágrimas y orgasmos.

-En febrero nos vemos, no te preocupes.
+Llámame todos los días eh, te quiero muchísimo.
-Y yo a ti.

Ni al pisar el primer escalón del autobús pude contener las lágrimas. Sentía cómo mi alma se resquebrajaba cada metro que avanzaba en dirección contraria a la suya.

Lo peor de la distancia son los momentos en los que tienes tiempo para pensar. El viaje era largo,  así que mi cabeza no dejó de repasar cada momento, y la culpabilidad por mi irresponsabilidad no salía de ella. Había sido demasiado blanda después de todo, y no estaba completamente segura de que León se mereciese tanto. Pero lo hecho, hecho estaba. Entonces empezó una cuenta atrás con cruces en el calendario hasta febrero.

-Está la carretera muy mal con la nieve, no es que no quiera ir a verte, es que no se puede…lo siento mucho de verdad.
+Joder…¿y entonces cuándo vienes?
-No lo sé, pronto empezaré a estar atareado con el campo…
+¡Pero me lo prometiste!
-Sí pero yo no tengo la culpa de esto.
+Bien. Pues tendré que ir yo, como siempre.
-No te enfades…
+Sí me enfado. Yo me he gastado un dineral en viajes sin importarme la época, el estado de la carretera, ni nada de nada.
-Ya lo sé, ojalá pudiese ir, pero es lo que hay.

Dos días después, una llamada desde Santander de mi madre fue la culpable de que hiciese las maletas y pusiese rumbo a mi hogar. Tenía pensado quedarme en Barcelona estudiando aquel fin de semana, y el siguiente lunes tenía dos exámenes importantes, pero aquello no podía esperar.

-¿Estás contenta ahora?
+¡Estoy feliz! ¡Eres el mejor novio del mundo! ¿Por qué me mentiste?
-No te mentí,  las carreteras están realmente mal. Pero por verte a ti merece la pena.

Era la primera vez que León me daba una sorpresa grata a mi, y mi manera de agradecérselo (aunque también me sentí obligada a ello) fue un auténtico disparate. Él se quedaría allí una semana, y no podía concebir que después de tantos kilómetros de viaje se quedase solo hasta que yo volviese el próximo fin de semana. Después de todo, no había venido hasta allí para vernos dos días…Así que les dije a mis padres que me iba a Barcelona y volvería el jueves, pero, en realidad, cada mañana me escondía en el armario de mi habitación y cuando se iban a trabajar salía y pasaba toda la mañana con León en casa. Por las tardes, él decía que salía a dar un paseo y nos encontrábamos en el garaje de la comunidad, donde me escondía hasta que fuese de noche y poder entrar sigilosamente y dormir debajo de la cama hasta las siete de la mañana,  cuando volvía al armario. Una puta locura.
Funcionó hasta que el miércoles,  seguramente por los cambios digestivos a los que me había sometido, un dolor de barriga tan intenso que creí estar abortando naturalmente, me dejó casi sin respiración y sin poder incorporarme. Me tumbé en la cama respirando despacio, sin hablar, y debía estar más pálida que la nieve, pues León se subía por las paredes por no saber qué hacer. Con grandísimos esfuerzos le dije lo que haríamos:  llamaría a mis padres para que me llevasen a urgencias, diciéndoles que estaba de camino a Santander en coche con el padre de una amiga que vivía también cerca. No pensé bien la mentira, porque les pareció muy extraño que llegase antes que ellos a casa viniendo supuestamente desde Barcelona. Pero, por suerte, al verme tan mal no dijeron nada más y casi que volamos hasta el hospital. Cuatro horas de espera en las que mi madre no paraba de preguntarme si podía estar embarazada y yo negándoselo,  y por fin me atendieron. Me pasaron directamente al ginecólogo. Yo estaba tranquila, sabía que no estaba embarazada, aunque me lo preguntaron varias veces. Casi lo hubiese preferido cuando salí con la doctora y delante de mi familia y León definió mi dolor como «acumulación de heces en el intestino» y todos arrancaron a reír.
Al menos ya no necesité esconderme el resto de la semana. Fueron unos días en los que tanto León como yo nos dimos cuenta de lo aburridos que estábamos. Quizá por no tener la misma libertad que había en el pueblo, quizá porque él no se adaptaba a la ciudad, o, quizá, simplemente, porque teníamos tan pocas cosas en común que a veces nos costaba entablar una conversación.

+En Semana Santa voy yo a verte ¿vale?
-Ya lo vamos viendo.
+Sabes que voy a ir. Que me presento allí como en navidad eh…
-No, no más sorpresas. En abril estaré ocupadísimo, y te vas aburrir.
+Yo nunca me aburro si estoy contigo.

Apartamos la mirada el uno del otro tan pronto como mis labios escupieron esas palabras sin pensar. Nos besamos despidiéndonos una vez más. Esa vez no lloré. En apenas dos meses volvería a verle. Eso pensé mientras veía su cara a través de la ventana del autobús que me lo alejaba una vez más.

JGA

3 comentarios sobre “Capítulo 10

  1. Buenos días, Judith. No sé si sabes quién soy. Me llamo María y tengo también un blog. Te escribo para decirte que he tomado la decisión de nominarte a los Liebster Awards, que son unos premios que se otorgan a blogueros/as que están empezando. Tienes toda la información en mi último post, cuyo enlace te dejo a continuación: https://justbeyourselfbymaria.wordpress.com/2018/08/07/una-noticia-que-me-hace-mucha-ilusion/.
    Lo he decidido así porque me gusta mucho tu blog y todo lo que en él publicas. El contenido es diferente a lo que la mayoría de gente escribe, está basado en tus reflexiones personales, en pequeños escritos muy reflexionados y eso me encanta, porque yo también adoro escribir y crear historias. Tus post son muy buenos!!. Los leo todos!!.
    A continuación te envío unas preguntas para que las respondas y poder seguir participando.
    1. ¿Por qué decidiste crearte un blog como este?
    2. ¿Por qué el nombre de “Cuarenta y tres maneras de enamorarse”?
    3. ¿Cuál es el tipo de post que más disfrutas escribiendo?
    4. ¿Qué opinas acerca del boom que está habiendo en el mundo influencer?
    Muchas gracias y perdona por no haberme puesto en contacto contigo por privado, es que no sé cómo se hace.
    Un abrazo!!

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